El 14 de diciembre de 2020, a las 13:25 horas, un eclipse extendió una franja de oscuridad total en la Región de La Araucanía y parte de la Región de Los Ríos. En base a este fenómeno se desarrolló el proyecto denominado “Interrupción en La Araucanía. Registro estenopeico de un eclipse”, sustentado en un simple y precario tarro cámara, encargado de gatillar una experiencia artística sobre el eclipse total de Sol en la zona a cargo de 20 personas.

Los responsables de este proyecto son los profesores de fotografía, Macarena Quezada y Daniel Fuentealba, para quienes este proyecto, financiado por el Fondart Regional proceso 2022, tiene que ver con las reflexiones que se pueden generar a partir de los procesos fotográficos experimentales y que partió con una pregunta: ¿qué ocurre con la línea que marca la trayectoria del Sol en una imagen solarigráfica el día del eclipse?

Las solarigrafías son fotografías que se obtienen de una cámara artesanal, que en vez de una lente tienen en su centro un estenope u orificio que se perfora con la punta de un alfiler. Es cilíndrica y se fabrica con una lata de bebida o cerveza que se oscurece por dentro. Se carga con un papel fotográfico y se expone al menos un día, ya que lo que hacen estos artefactos es registrar la huella del Sol en su movimiento aparente sobre el cielo durante un tiempo determinado, obteniendo fotografías de larga exposición.

Las cámaras solarigráficas se amarran firmes en algún lugar apuntando hacia el cielo, y se pueden dejar ahí días, meses o años. Lo que registrarán será el paisaje y la línea de la trayectoria del Sol, que irá quemando la plata metálica del papel fotográfico día tras día, dejando en evidencia el imperceptible movimiento de la Tierra alrededor del Sol, dibujando una línea sobre otra.

En los orígenes del proyecto surgió la duda acerca de qué sucedería con las solarigrafías durante un eclipse frente a una interrupción en la línea. Entonces apareció un segundo planteamiento: ¿Cuál ha sido tu interrupción por vivir en este territorio?

Reflexiones desde el territorio

La búsqueda de comprender la experiencia de quienes habitan la superficie donde se produjo el eclipse, permitió que 20 personas aceptaran la invitación de reflexionar en torno a cuestiones geográficas, políticas y personales.

Una vez recibida la cámara solarigráfica, la instalaron en algún lugar de su entorno más cercano y la expusieron para el eclipse. Techos, balcones, árboles, rejas y palos. Todo sirvió para instalar la cámara que registraría la huella interrumpida del sol. Una analogía visual entre las impresiones de este corte en la línea, y un apagón por unos minutos en las vidas de estas personas.

Así resultaron 20 imágenes, cada una con una narrativa particular, por la diversidad de personas y sus formas de ver el mundo. De hecho, ninguna de las imágenes logradas es la “solarigrafía perfecta del eclipse”, ya que las nubes también interrumpieron la línea, algunas cámaras quedaron fuera del encuadre donde estaba sucediendo el fenómeno y otras simplemente apuntaron en otra dirección. Hay un fenómeno físico y astronómico que las personas significaron mediante esta propuesta de arte colectivo.

Paralelamente, Macarena Quezada y Daniel Fuentealba también se detuvieron a reflexionar en torno a la trascendencia que implica un eclipse sobre La Araucanía, lo que los situó en un contexto de resistencia, en el pensamiento de un pueblo y su cosmovisión, pero también en un contexto pandémico, que marcó profundamente la mayoría de nuestras experiencias durante este período de encierro.

Por ejemplo, existen muchas formas de presenciar y registrar el fenómeno de un eclipse, sin embargo, para quienes se rigen bajo la cosmovisión mapuche, los eclipses no se miran, traen malos augurios. En el Wallmapu (país mapuche) el eclipse generó una sensación muy profunda de introspección en sus habitantes.

Según indican sus creadores, “este ejercicio de arte colaborativo nos sitúa en un territorio y que desde ahí dialoga con su cultura, los astros, el tiempo, el arte, la pandemia, la filosofía, y con las particulares historias de cada uno de los participantes, tendiendo un puente entre lugares físicos y lugares simbólicos. A través de testimonios e imágenes, ese universo interior resuena con el paisaje. El microentorno donde se instaló la cámara permitiendo que el papel fotográfico registrara el macroentorno; en ese cruce vemos todo aquello que hace que el territorio sea único y diferente: la geografía, el clima, la cultura”.

“La poética de este relato es registrar aquello que es invisible a los ojos, aquello que logrará vislumbrarse más adelante. Partiendo del acto de instalar una precaria cámara fotográfica, este proyecto permitió situar a veinte personas en su lugar con respecto al universo, dando cuenta de las diferentes formas de ver y habitar el territorio”, concluyeron.

Proyecto en el Museo

A modo de inauguración, Macarena Quezada y Daniel Fuentealba dictaron en el Museo un taller de Fotografía Solarigráfica, en el que enseñaron a construir una cámara a partir de una lata de bebida. La invitación a quienes participaron fue vivir una experiencia personal a partir de sus propios registros.

La muestra denominada “Interrupción en La Araucanía. Registro estenopeico de un eclipse” estará abierta al público de manera gratuita hasta el 14 de agosto, en el marco del Mes de la Fotografía, en la sala de exposiciones temporales del Museo.

Participarn en el proyecto y exponen en esta muestra:

Javiera Aguirre  

Patricia Alfaro   

Paula Ximena Margarita Brito Figueroa  

Gonzalo Castro Colimil  

Antonio Alejandro Chihuaicura Chihuaicura          

Nataly Andrea Cock Flores          

Constanza Cornés           

María José Durán            

Eduardo Escobar             

Mercedes Galarce          

Alicia Hernández             

Cecilia Hormazabal        

Sebastián Parra

Patricia Pichun  

Ramón Rojas Tobar        

Lissette Ruiz      

Rodrigo Sánchez Grellet

Mayarí Schilling

Romina Toledo 

Mauricio Javier Toloza Irribarra 

Diego Vargas