Recuerde: antes de usar los servicios DDI debe leer los términos y condiciones de uso actualizados al 14 de octubre 2024. Estamos mejorando para usted.
La mujer en el arte 1975 | Colección MNBA
Con la curatoría de Gloria Cortés Aliaga (MNBA) y las historiadoras del arte Nicole González Herrera y Mariairis Flores Leiva, la exhibición forma parte de las reflexiones iniciadas en torno a la muestra de la colección MNBA Luchas por el arte. Mapa de relaciones y disputas por la hegemonía del arte (1843-1933).
A partir de la revisión de la muestra de 1975 y de la documentación que se conserva en el Centro de Documentación MNBA Angélica Pérez Germain, las curadoras revisan críticamente la noción de “mujer” y de “artista” que promovió la dictadura cívico-militar, a través de las instituciones oficiales y la prensa. Esto significó una pauta respecto del rol de la mujer en las nuevas políticas culturales, definidas ese mismo año por la dictadura y reforzadas en el discurso Mensaje a la mujer chilena, pronunciado un año antes por Augusto Pinochet en el llamado proceso de la “Reconstrucción Nacional”.
“El MNBA viene trabajando hace años desde la perspectiva de un enfoque de género y desde los feminismos, en función de revertir la histórica invisibilización y preceptos acerca del rol de mujeres en el arte, pero también haciéndose cargo de la historia institucional a partir de las ausencias tanto en las colecciones como en el ámbito de las exposiciones, la escritura, la gestión, entre otras cuestiones fundamentales para el desarrollo de un museo igualitario. Está exposición, en el marco de los 50 años del golpe, revisa críticamente la definición de estos cánones y la enunciación engañosa del concepto de libertad en un momento en que la lucha de las mujeres resulta fundamental para la justicia social y los derechos humanos”, expresa Varinia Brodsky, directora (s) MNBA.
La exposición La Mujer en el Arte se realizó en la Sala Matta del museo durante 20 días en el mes de septiembre de 1975, con motivo de la conmemoración del Año Internacional de la Mujer. Se exhibieron entonces 85 obras (pinturas, grabados, dibujos y esculturas), provenientes de colecciones públicas y privadas, creadas por mujeres artistas de distintas generaciones.
El Museo Nacional de Bellas Artes fue la institución organizadora junto a la Secretaría Nacional de la Mujer -organismo creado en 1972 durante el gobierno de Salvador Allende-. La directora del museo, la escultora Lily Garafulic, junto a Rosa Abarca (investigadora del museo), trabajaron arduamente en la muestra, junto a un equipo integrado por Mercedes Gaju (coordinadora de la Secretaría Nacional de la Mujer), Ángela Riesco (ayudante de investigación), Paz Romero (ayudante coordinadora) y Ernesto Muñoz (secretario coordinador).
“(…) es de suma importancia realizar ya, aunque sea de forma sintética, una valoración del significado de las artistas pintoras y escultoras de Chile. La jerarquía alcanzada por otras mujeres en otras disciplinas de la cultura, nos impone una búsqueda en la espiritualidad de nuestras compatriotas expresadas en obras artísticas”, expresaba Rosa Abarca en el catálogo que se publicó para dicha ocasión. En él se recreó un itinerario cronológico y se explicitaba la necesidad de incluir a muchas más, pero no incorporó una reflexión que considerara la historia social y cultural de las mujeres.
La inédita investigación de Abarca se encontraba en los archivos del museo, revelando un importante trabajo de levantamiento de información en más de 40 páginas que recién hoy salen a la luz y que, finalmente, fueron cortados y resumidos brevemente en el catálogo original de la muestra. En sus páginas puede darse cuenta de los procesos de censura que pudo haber sufrido la investigación, así como la posición institucional sobre el arte contemporáneo, las manifestaciones artísticas vinculadas a la política, entre otras cuestiones fundamentales en el contexto del momento.
La exposición actual, montada en el segundo piso del museo, integra una selección de piezas de la colección exhibidas en 1975, junto a obras de artistas mencionadas en la investigación, pero que no se incluyeron en la muestra original a pesar de formar parte de la colección en ese entonces. Ante ello las curadoras se preguntan cómo operó el proceso de selección de artistas y quiénes quedaron fuera por cuestiones eminentemente políticas. Tal es el caso también de mujeres artistas que en ese momento trabajaban intensamente, pero que fueron apartadas del relato oficial.
“Estas capas de visibilidad/invisibilidad permiten ver cómo operan las omisiones de la construcción historiográfica —hecho que la misma Garafulic señala en una entrevista— y otros argumentos institucionales, estéticos y/o políticos que problematizan cuestiones como la censura, la inscripción del arte contemporáneo, la conformación de redes asociativas y la consecuente exclusión de la escena artística”, explican las curadoras.
“A través de este ejercicio, queremos visibilizar no solo las omisiones inherentes al sistema artístico, sino evidenciar lo que ocurre reiteradamente con las mujeres y así crear un espacio de reflexión crítica, que desde el arte se expande a todos los ámbitos de la vida”, continúan.
Junto a páginas del catálogo con imágenes de las obras, en la exposición se despliegan gráficamente citas de encabezados de prensa, comentarios y críticas sobre la muestra de 1975, además de enunciados oficiales referidos al rol de la mujer. En un diario se señala que el acto inaugural fue presidido por autoridades militares, artísticas y eclesiásticas. Por su parte, Gaby Garfias, artista y crítica de arte, anuncia “Matriarcado en la pintura chilena”, en tanto que en el texto de un matutino se usa la expresión “sexo débil”.
En un gesto simbólico sobre las mujeres activistas y disidentes, se ha incorporado la imagen de la joven Mónica Briones, pintora y escultora asesinada en dictadura, siendo considerado el primer caso documentado de un crimen de odio lesbofóbico.
La exposición La Mujer en el Arte 1975 abrirá sus puertas con un encuentro con las artistas vivas que siguen activamente desarrollando su trabajo, en el que compartieron sus experiencias de vida, exilios, la dificultad en el desarrollo de sus carreras y las redes afectivas, de solidaridad y resistencia.