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Investigación revela primer registro de torturas y mutilaciones a personas mapuche durante la Guerra de Arauco del Siglo XVI
En el sitio Newen Antug, ubicado a orillas del lago Lácar, parte de una localidad arqueológica binacional que ocupa la cuenca del río Valdivia, al sur de Neuquén, Argentina, se presenta una ocupación del período Alfarero Tardío o de tradición cerámica Bicroma Rojo sobre Blanco, a modo de espacio formal de entierros humanos, datado en 540±50 años AP (antes del presente).
Este sitio fue la fuente de investigación del antropólogo físico Juan Francisco Reyes y el arqueólogo Alberto Pérez, desde donde recuperaron en estratigrafía dos cuerpos humanos esqueletizados, sepultados en entierros individuales, primarios y directos, en posición decúbito lateral derecha con los brazos extendidos y las piernas flexionadas. Ambos individuos presentan amputaciones de data perimortem de sus extremidades superiores. De modo particular, el Individuo 1♀ presenta como ajuar el calcáneo y astrágalo de Equus caballus (caballo), reemplazando o simbolizando la extremidad izquierda faltante.
Los individuos 1♀ y 2♂, del sitio Newen Antug, guardan un particular simbolismo y liderazgo dentro de su comunidad, siendo inhumados y ataviados con especial preocupación y en un enclave de interés entre las comunidades Mapuche. En base a este estudio, se interpreta a ambos individuos como rehenes y víctimas de mutilación de parte de sus antebrazos y manos izquierdas, y posiblemente sus narices, además mostrando vestigios de golpes, tortura y sujeción. De estos hechos, sobreviene con toda probabilidad su muerte, pero no de manera inmediata, dada la vitalidad y distribución de sus heridas.
Este registro es postulado como similar a los desmembramientos descritos en las crónicas españolas de la Conquista de América. Según los documentos escritos, los españoles propiciaron el control de los territorios: primero, mediante la captura de líderes políticos y religiosos; segundo, provocando el sometimiento mediante tormentos (amputaciones de manos, pies, narices, orejas y pechos); y tercero, realizando masacres en espacios públicos y de importancia local (aperreamiento, ahorcamiento, ahogamiento, cremación, y decapitación).
Algunos autores llamaron a este modus operandi como la diabólica trinidad. En particular, los segmentos mutilados eran cauterizados, y las víctimas liberadas con el propósito de que puedan tener la sobrevida suficiente para visibilizar el traumático castigo al resto de la comunidad.
Particularmente, la frontera de Chile se conformó a partir del conflicto bélico llamado Guerra del Arauco, el cual se extendió por tres siglos (1545-1810 AD). La dilatación y dureza de la misma, se deben a la extraordinaria adaptación del pueblo Mapuche, incorporando y modificando armas, formaciones de combate y caballería.
La Guerra de Arauco inicia con una Etapa Bélica entre 1545-1641, caracterizada por la guerra constante a sangre y fuego, con periodos esporádicos de paz. Los registros históricos locales, documentan que en el área lacustre cordillerana de Neuquén, un territorio indígena ampliamente ocupado durante el período Alfarero Tardío, las tropas españolas al mando del Conquistador Francisco de Villagra, conformaron un enclave tempranamente, entre 1552-1553 AD. Las escaramuzas – durante los primeros contactos- dejarían bajas en ambos frentes de batalla.
Estos hechos, se corresponden a la instauración de una maquinaria pre-disciplinaria del Poder Soberano, desplegada en todo el Nuevo Mundo, y en especial, desplegada entre las comunidades Mapuche, tanto en el área Centro Sur de Chile como en el Noreste de la Patagonia Argentina.
Cabe destacar que los restos mortales fueron exhumados mediante Consentimiento Previo Libre e Informado de la comunidad Mapuche Curruhuinca.
El antropólogo físico Juan Francisco Reyes y el arqueólogo Alberto Pérez trabajaron con el Museo de Historia Natural de Concepción el 2022 en la investigación Bajo la Lupa, denominada “Los grandes contenedores cerámicos prehispánicos del Museo de Historia Natural de Concepción: una discusión sobre la historia de las investigaciones e hipótesis funcionales”.
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https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/opar-2022-0307/html
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