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Centro Nacional de Conservación y Restauración cumple cuarenta años de labor de recuperación del patrimonio nacional

El sábado 1 de octubre:

Centro Nacional de Conservación y Restauración cumple cuarenta años de labor de recuperación del patrimonio nacional

Publicado el 30/09/2022
Equipo CNCR 2022
Equipo CNCR 2022 (Ormeño, L. 2022. Archivo CNCR).
Consolidada como una de las principales instituciones en el fomento de la conservación e investigación del patrimonio del país, el CNCR continúa desplegando su labor con altos estándares de excelencia, contribuyendo a la investigación, documentación, conservación y restauración de nuestro patrimonio, y a la formación y especialización de nuevos profesionales.

El Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR), dependiente del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, fue creado el 1 de octubre de 1982 con el objetivo de organizar y ejecutar políticas en conservación y restauración del patrimonio a nivel nacional. En su origen, buscó posicionar la disciplina en los museos, bibliotecas y archivos del país, lo que se tradujo en un proceso de capacitación del personal a cargo de las colecciones patrimoniales. Su creación fue consecuencia de un diagnóstico acerca de la situación del patrimonio cultural del país, realizado por el gobierno mediante en ese entonces  la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), con el apoyo técnico y financiero del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y UNESCO.

La DIBAM solicitó a Guillermo Joiko Henríquez, arquitecto chileno formado como restaurador en el Istituto Centrale del Restauro de Roma y quien en ese momento trabajaba en el Centro Nacional de Restauración de Colombia, formular los principios y objetivos para crear una unidad especializada que, como entidad oficial, se preocupase de la conservación y restauración del patrimonio nacional y en paralelo, promoviera los contactos internacionales y el intercambio profesional con centros latinoamericanos y con organismos de nivel mundial como UNESCO, ICCROM, GETTY, entre otros.

Como director de la nueva institución entre 1982 y 1988, Guillermo Joiko Henríquez concentró su quehacer en la generación de políticas en materias de conservación y restauración, orientadas a la profesionalización de la práctica y a la definición de metodologías y estandarización de procesos. En 1988 asumió el nombre actual de Centro Nacional de Conservación y Restauración.

Esta labor fue continuada y enriquecida bajo las direcciones de Magdalena Krebs Kaulén, entre 1988 y 2010; Lilia Maturana Meza, entre 2010 y 2011; Mónica Bahamondez Prieto, entre 2011 y 2016; y Roxana Seguel Quintana, desde 2016 a la fecha.

Ubicado en el Centro Patrimonial Recoleta Domínica, en la actualidad, cuenta con unidades especializadas en diversos ámbitos de la restauración y conservación: del patrimonio arqueológico y etnográfico; de las artes visuales; del patrimonio construido y escultórico; gráfico y documental; del territorio; de ciencias de la conservación; y de la documentación visual e imagenología.

Entre los cientos de proyectos desarrollados en estos cuarenta años, se destacan la restauración de moais en Rapa Nui; el proyecto Mellon; las misiones en los valles del Elqui y el Limarí; la restauración de la imagen de la Virgen del Carmen, quemada en un incendio en la Catedral metropolitana; y la incorporación de las áreas de ciencias de la conservación y documentación visual para la conservación, entre otros.

 

Una historia de permanentes avances

Entre 1984 y 1986, en conjunto con el International Centre for the Study of the Preservation and Restoration of Cultural Property (ICCROM), se inició un proceso de capacitación en conservación preventiva, con énfasis en el patrimonio documental, bibliográfico y arqueológico. Entre 1988 y 2001, se desarrolló un programa de capacitación permanente en conservación preventiva, orientado al personal técnico, profesional, auxiliar y administrativo de museos, bibliotecas y archivos, así como a los guardaparques de las áreas silvestres protegidas, administradas por la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

A fines de los noventa, se creó la Biblioteca Guillermo Joiko, de suma importancia en el trabajo de especialistas y estudiantes, pues el material que almacena es único en el país. La biblioteca personal de Guillermo Joiko fue donada por su viuda, Paloma Mujica, para incrementar la colección del nuevo espacio.

La edición de la Revista Conserva y el funcionamiento del sitio web institucional, desde los años 1997 y 2002 respectivamente, han permitido visibilizar y socializar a un público especializado y general, las investigaciones y actividades llevadas a cabo por el equipo de profesionales del CNCR, así como también aquellos realizados en otras instituciones patrimoniales, tanto nacionales como extranjeras. Más adelante, se inició el Programa ConservaData, cuyo objetivo inicial fue elaborar una base de datos para almacenar y gestionar la información especializada del CNCR y que en la actualidad se encarga de promover la coherencia, consistencia, integración, disponibilidad y seguridad de la información especializada y administrativa que genera el CNCR.

A partir de 1995 se proyectó una nueva forma de entender y trabajar el patrimonio, que se denominó gestión y manejo integral de colecciones. La asociatividad con otras instituciones tuvo especial importancia en el impulso a esta nueva mirada y a la concreción de diversos proyectos relevantes.

El CNCR organizó, en agosto de 2001, el I Congreso Chileno de Conservación y Restauración, en conjunto con ICOM Chile y con el Comité Nacional de Conservación Textil. En esa oportunidad se manifestó la necesidad de crear una asociación que reuniera a los profesionales de la conservación restauración en torno a propósitos comunes. Esta idea fue concretada el 15 de noviembre del 2005 con la creación de la Asociación Gremial de Conservadores-Restauradores de Chile (AGCR). Profesionales del centro participaron activamente de este proceso, pues veían en esta asociación un paso importante en la profesionalización de la disciplina.

 

Del objeto al sujeto

El terremoto de 1997, con epicentro en Punitaqui, Coquimbo, causó graves daños a las iglesias de la región de Coquimbo. Ante ello, el arzobispo de la Arquidiócesis de La Serena contactó al centro para evaluar y reparar los perjuicios de ocho iglesias. Esta labor fue realizada en conjunto con la Universidad de Antofagasta entre 1998 y 2003. En el proceso de restauración de estos edificios se identificaron y tipificaron las patologías posterremoto, se abordó la sismorresistencia de las estructuras de adobe y se recogieron aspectos históricos y culturales sobre estas construcciones. Además, se hizo evidente que parte importante del patrimonio mueble que albergaban necesitaba ser restaurado.

Considerando que estos objetos religiosos son un referente para las comunidades, se incluyó en el desarrollo del trabajo a aquellas personas que directa o indirectamente se involucraban con dichas piezas. Se conformó un equipo multidisciplinario para desarrollar este diálogo, lo que se transformó en una práctica constante, que toma en cuenta las representaciones, apropiaciones y recreaciones de quienes se vinculan emocional e intelectualmente con el patrimonio. Esta visión se ha materializado, entre otras iniciativas, en la organización del III Congreso de Conservación y Restauración dedicado a la temática de Patrimonio, Conservación y Ciudadanía (2007), y en el proceso de restauración de la Virgen del Carmen, entre los años 2008 y 2009.

Relacionado con ello, y con el objeto de profundizar en el análisis de otros ámbitos de la realidad, el Centro asumió desde 2002 la coordinación del área del patrimonio en el Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT), precursor de la ya instalada IDE de Patrimonio.

Otra línea de desarrollo muy importante es la enfocada al patrimonio y derechos humanos que desde 2010, las unidades de Patrimonio Arqueológico y Etnográfico,  Ciencias de la Conservación y Documentación Visual e Imagenología, impulsan y desarrollan investigaciones sistemáticas en torno a distintos tipos de registros vinculados con la violación a los derechos humanos en Chile. Para estos efectos ha implementado una línea de acción relacionada con la investigación y preservación de registros asociados a derechos humanos, que tiene como propósito contribuir a la construcción de la memoria histórica y en especial aportar, desde el patrimonio, a cimentar un futuro comprometido con la dignidad humana y con el respeto de los derechos ciudadanos.

Dicha línea de acción se ha fortalecido con el pasar del tiempo, y en la actualidad se configura como el Área de Coordinación de Patrimonio, Conservación y Derechos Humanos, en el que se insertan los núcleos de sitios y archivos de memoria, género y patrimonio indígena.

Alrededor de 2015 también se comenzó a trabajar en el ámbito de la gestión de riesgos y emergencias del patrimonio hasta llegar a nuestros días en que se han definido cuatro líneas de acción para el Comité de Riesgos y Emergencias Patrimoniales (GRyE) para el periodo 2022-2026: fortalecimiento de la red de protección del patrimonio cultural; el incremento de la comprensión del riesgo en el patrimonio cultural; la preparación para una respuesta eficiente; y el fortalecimiento de procesos de recuperación.

El 1 de agosto de 2016 asumió la dirección del CNCR Roxana Seguel Quintana, quien hasta ese momento era la jefa de la Unidad de Patrimonio Arqueológico y Etnográfico “Me tocó administrar el cambio, porque cambió la institucionalidad”, acota, respecto del paso de ser parte de la DIBAM al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, último concepto que estima debiera ir también en plural.

En octubre de 2019, el estallido social afectó directamente el patrimonio. “Los monumentos fueron decapitados. Nos significó hacer una reflexión muy profunda de qué estábamos preservando y para quién lo estábamos haciendo, y cuestionarnos qué representaban finalmente esos patrimonios que fueron destruidos”, señala Roxana Seguel.

Parte importante de esa reflexión ya estaba en curso al momento del estallido. “Uno de los cambios importantes que hizo el CNCR en la última década, fue pasar del objeto al sujeto. Nosotros no restauramos objetos. Entregamos la posibilidad que los objetos puedan transformarse en elementos que gatillan ciertos procesos identitarios, procesos de identificación cultural, procesos de emocionalidad. Por lo tanto, nuestro problema no son los objetos; nuestro problema son los sujetos que se vinculan y relacionan con la cultura material”, explica.

La planificación estratégica “que empezamos a trabajar muy tempranamente en el año 2017, con vista a que próximamente íbamos a tener un Ministerio de Cultura, incluyó repensar nuestra misión, visión y objetivo estratégico, nuestra forma de acercarnos, ver cuáles van a ser los principios y los ejes que nos van a convocar en este proyecto”. Roxana Seguel agrega que estos nuevos enfoques estaban surgiendo como discusión a nivel internacional.

“El principio de la diversidad como un principio rector; el patrimonio no es de todos, sino que pertenece a comunidades concretas que tienen que estar instaladas en un tiempo y un espacio determinado. Lo que hoy es significativo para la comunidad no lo era hace cien años. Nosotros tenemos que entender esas transformaciones sociales y culturales para la toma de decisiones, de los planes de gestión que vamos a hacer, de los planes de preservación, de los niveles de intervención ¿qué vamos a intervenir? ¿Cómo lo vamos a intervenir? Ha sido el desafío más importante en términos teóricos, conceptuales y prácticos que yo he tratado de profundizar en mi gestión como directora”, reafirma.

La directora en ejercicio sostiene que ahora tenemos una ciudadanía empoderada “donde los expertos tenemos muy poco que decir sobre qué se hace, cómo se hace, qué se preserva y cómo se preserva. Es un cambio profundo de la última década, no solo en la sociedad chilena. La ciudadanía quiere estar sentada en la mesa de la toma de decisiones”, por lo que el CNCR debe continuar trabajando con las comunidades y tal como dice su misión...salvaguardar la diversidad y sustentabilidad de los territorios, sus memorias e identidades. Felices 40 años!!